jueves, 26 de noviembre de 2009

OTRA SEMANA SIN MUDANZA

Hoy estoy enferma. Claro, tenía que ser, tras las enfermedades de mis hombres.

Poco a poco, nos estamos instalando. Oscar arregla la nueva casa mientras el chiquillo se niega a ir solo a la guardería, obligando la abuela a volver al Cole con el.

Mientras intento descansar un poco (tengo el pecho que ronca), Oscar recepciona la lavadora, controla el trabajo del carpintero que fue a poner mosquiteras e irá a casa de mi hermana, que vive cerca, a recoger nuestro hijo que fue a jugar con la primita de 4 años.

No sé si es porque no estoy bien de salud hoy, pero mi hijo se fue esta mañana con la tía, sin ninguna mirada hacia mí. ¡Me dijo adiós con la mano y arrancó en el coche con mi hermana! Cuando salió de casa, yo pregunté a mi madre si era tan mala madre que mi hijo no quisiera quedarse conmigo. Entonces mi querida madre me explicó que si actuaba así, es que justamente sabía con certeza que siempre volvería a estar con su mamaíta a su regreso y que por eso podía irse sin problema con otros.

A nivel trabajo, veo que hay que hacer negocios con la gente de la alta sociedad o, como dice Oscar, entrar en el mercado del hambre. Aquí el que quiere desarrollar una actividad a nivel medio lo tiene difícil. Vamos a ver lo que podremos hacer nosotros. Oscar tuvo que parar un poco sus actividades para que podamos avanzar en nuestra mudanza. Tenemos los muebles, algunos picados por las termitas y antes de disponerlos en las habitaciones y el salón, habrá que fumigarlos, limpiarlos, arreglarlos, etc. No sabemos si la semana que viene por fin podremos dormir en la casa.

Mañana nos vamos a nuestro paraíso senegalés. A 160km de Dakar, disfrutaremos de una playa privada con canoas, arena y sobretodo silencio. Creo que nuestro chaval también estará contento. Aunque que siga un poco enferma, prefiero eso al quedarnos en la capital. Respiramos tanta polución que me pregunto si no acabará perjudicandonos.

jueves, 12 de noviembre de 2009

AVENTURA AFRICANA

Llegamos el 30 de octubre 2009 a Dakar, para empezar una nueva vida. Ni Oscar ni yo somos felices de ese cambio, pero la crisis en España aprieta tanto que había que tomar una decisión.
Y aquí estamos, en medio de un infierno de polución, enfermedades y desorganización. Y el ruido... Nunca para, de día como de noche. Aquí el silencio no existe, ni tampoco la tranquilidad.

Desde nuestra llegada, Oscar cayó enfermo. Y ahora el bichito también. Entre fiebres, picaduras de mosquitos, pulgas u otras cosas no determinadas, no paro de estar intentando curar a mis hombre y las visitas al medico se hacen muy frecuentes.

La casa donde tenemos que ir a vivir todavía está en obra. Hace tres meses que un equipo de albañiles llegaron de Fatick (una ciudad a 160km de Dakar) para acelerar las obras y que todo esté acabado antes de que lleguemos. Pero eso era una ilusión.

No sé si Oscar se sentirá bien aquí. Las noches no dormimos bien en general y con el chiquillo siempre en malas condiciones, estoy a la vez preocupada y triste. Preocupada porque si mis hombres no se adaptan a esa "calidad de vida", vamos a tener problemas. Triste porque es mi país y lo amo, pero debo de admitir que Dakar es un infierno.

Desde que llegué, estoy trabajando en la empresa familial. Oscar intenta buscar clientes para los productos potenciales que podría vender aquí. Pero no sabemos muy bien donde buscar, lo que me obliga a investigar y es más trabajo para mi... Menos mal que me ayuda mucho para que el peque este cuidado cuando yo no puedo.

Hemos contratado a una señora para que guarde al niño mientras trabajamos. A nuestro hijo no le hace gracia que otra persona lo cuide y que no esté con su papa o su mamá. Pero no hay elección posible. La abuela intenta ocuparse de él cuando puede. Mi padre debería echar una mano a Oscar en su trabajo, pero hay que insistir en E X A C TA M E N T E lo que hace falta para que los negocios emprendidos por Oscar funcionen. Cuestión de comunicación en la que no quiero entrometerme.

Intentaré escribir aquí, siempre que pueda, nuestra odisea u aventura por África, sobretodo para que nuestros seres queridos puedan seguir nuestra ruta y compartir lo que podamos sentir.
Hasta pronto